【Capítulo 5】Precious Memories

De nuevo un día completamente gris, frío y con presagios de ir a llover.

Alexey se encontraba camino a la facultad, asistiendo a las últimas clases de repaso antes de los exámenes. Iba muy abrigado, no quería recaer en el resfriado que había padecido días atrás.

Por el camino se encontró con Josh, su compañero de mesa.

- Qué, ¿qué tal lo llevas? – le preguntó éste.

- No muy bien… He estado enfermo en los últimos días.

- ¿Qué? ¿Otra vez? –Alexey asintió. Su compañero le revolvió el pelo. – No tienes remedio. –añadió con una sonrisa de oreja a oreja.

Ambos se encaminaron a clase. De camino al aula vieron un gran revuelo alrededor del tablón de anuncios.

- ¿Y eso? –preguntó Josh. Alexey se encogió de hombros. – Me acercaré a mirar.
Así pues, Josh se acercó a aquel revuelo y pudo comprobar que ya habían salido las notas de uno de los exámenes.

- ¡Alex! Ya han salido las notas de Literatura y Pensamiento Trágico.

Alexey la verdad, no quería saber el resultado de aquel examen, fue aquel que le salió tan mal debido a causas desconocidas. Aún así se acercó a mirar para comprobarlo él mismo.

Se llevó una desilusión al ver su nota pues no había siquiera alcanzado el suficiente. Sintió la mano de Josh en su hombro para animarlo.

- No pasa nada, ya verás como en Septiembre lo sacas, no te desanimes.
El joven asintió y se quedó cabizbajo. Ambos se dirigieron al aula dónde tenían la primera clase de la jornada.

La mañana trascurría tranquila, sin mucha novedad. Sin embargo, Alexey no se encontraba en lo que celebraba. Pensaba tanto en su suspenso y el disgusto que se llevaría su madre como lo que sucedió unos días atrás… Al recordar la cercanía de William y el beso que dulcemente le dio en la mejilla, sus mejillas se tornaron rojas. A pesar de que a causa de eso después tuvo que darle explicaciones a su madre para que no interpretase algo que no era, aunque no quedó muy convencida.

La voz del profesor fue lo que le sacó de aquel estado de “pensador”

- Sr. Koyakova, ¿podría explicarme qué significa esto? –el joven se quedó blanco y mudo a su vez, no había atendido y por lo cual no conocía la respuesta. –Esperemos que el examen si lo sepa.

- S-sí señor…

Los chismorreos y risitas del resto de sus compañeros hicieron que sintiese una vergüenza enorme, no se podía dejar llevar por sus emociones, si no le costaría caro de nuevo en sus notas.

El único que le miraba con lástima era Josh, quien parecía preocupado por lo despistado que era últimamente Alexey.

Cuando terminaron las clases y el joven estaba recogiendo sus cosas, Josh se le acercó.

- Oye, Alex… ¿Te encuentras bien? Últimamente estás muy despistado.

- E-estoy bien… Sólo que no sé por qué tengo muchas cosas en la cabeza…

- Oye, ¿te parece si quedamos esta tarde para estudiar en mi casa? Quizás te venga bien. – Alexey sonrió.

- ¡Claro, gracias Josh!

El joven se despidió y se dirigió corriendo a casa. Cuando entro por la puerta chocó accidentalmente con su madre.

- Ah, ¡lo siento mamá!

- Vaya, hijo… Hoy se te ve animado.

- Es que he quedado con Josh para estudiar.

- Ah, eso está bien.

Alexey se sentó en la mesa para comer y su madre se sentó a su lado tomándole las manos y mirándole a los ojos seria.

- Alex. Cariño, ¿eres gay? –la cara del joven se volvió roja como un tomate.

- Mamá… Creía que ya habíamos hablado de lo que presenciaste… Y-y… No es nada de lo que tú piensas…

- Bueno. –dijo soltándole las manos- Ya lo afrontarás algún día, quizás aún es un poco pronto.

El joven la miró helado, no entendía por qué su madre no era capaz de creerle.

El resto de la conversación transcurrió silenciosa, ambos comían sin dirigirse la palabra.

Cuando Alexey hubo acabado recogió sus platos y los limpió, subió a su habitación y preparó la mochila con lo que iba a estudiar con Josh.

- Volveré para la hora de cenar. – le dijo a su madre.

- Vale, pero no vuelvas muy tarde.

- Descuida.

- Alex. Insisto. ¿En serio que…

- A-ah, mamá tengo prisa. – dijo el joven saliendo por la puerta acelerado, quería evitar el tema.

Corrió en dirección de la casa de Josh y de pronto comenzó a llover. El joven no llevaba un paraguas encima. Se refugió en un sitio con techo alto y espero a que la lluvia se disipase un poco.

A lo lejos distinguió unas siluetas que le parecieron compañeros de clase.

- Ah –dijo uno de ellos- ¿Tú eras Kayakova, no? – el joven asintió. El resto de los integrantes comenzaron a reír.

- Así que es cierto que tu padre murió al revelarse contra el régimen Soviético, ¿eh? ¡Patético! – añadió otro.

- Ya sabes lo que dicen de tal palo, tal astilla. ¡Jajajaja!

Alexey apretó los puños y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, no podía permitir que hablasen así tanto de su padre como de él, pero menos de alguien que ya no estaba entre los vivos.

- Gente como tu padre… Están mejor bajo tierra. – dijo uno en el oído del joven con tono macabro.

Sin embargo Alexey se mantuvo firme y no dijo una palabra aunque a duras penas conseguía reprimir las lágrimas.

- ¡Mira, jajaja! ¿Te vas a poner a llorar como una nena? ¡Eres igual que tu padre!

- Bueno tíos. –dijo el que parecía el cabecilla – Dejémoslo ya, lo de hoy ha sido suficiente, ya continuaremos en otra ocasión. –añadió uno con una sonrisa malévola.
El  grupo de amigos se alejó hasta que sus siluetas se perdieron en la niebla.

Alexey se cayó sobre sus rodillas e inevitablemente comenzó a llorar.

- P-papá… ¿Por qué? Papá…

Se llevó las manos a la cara y siguió llorando desconsoladamente, reprimiendo los gritos desgarradores que emanaban de su dolorido corazón.

Sin darse cuenta había comenzado a mojársele la ropa debido a las gotas de lluvia, pero apenas lo notaba.

El joven sintió que alguien lo tapaba por encima
.
- Si sigues así vas a volver a resfriarte.

Alexey levantó la vista y se encontró con William. Lo observó por unos momentos con sus ojos llorosos y se levantó.

- No necesito esto. –dijo devolviéndoselo.

William rechazó la devolución y le tomó de las muñecas. Alexey lo miró y bajó la mirada para seguir llorando.

- S-suéltame… Por favor.

- Ni hablar.

- ¡Suéltame! –gritó el joven.

- ¡No lo haré!

Alexey intentó apartarse de William, no quería que él lo viese en un estado así. Forcejeó para librarse de las manos del contrario quien aprisionaba las suyas como grilletes.

El joven seguía llorando inevitablemente y soltando pequeños llantos de dolor por la escena que había sufrido hace un momento.

Era incapaz de relajarse, no quería que William lo consolase, no quería que lo viese de esa forma, simplemente no quería.

De pronto sus llantos y lágrimas fueron silenciados al notar los labios del contrario contra los suyos.

El joven se quedó con los ojos bien abiertos ante la escena, ¿estaba William… besándole? Sin embargo, éste había conseguido lo que quería, que el joven se tranquilizase y dejase de llorar.

Alexey cerró los ojos y se dejó llevar por el momento, sus mejillas se habían tornado rojas y su corazón, anteriormente dolorido ahora latía con mucha fuerza.

William se separó del joven y lo miró con los ojos enternecidos. Alexey, por su parte no creía lo que acababa de pasar.

- W-William…

- Dejaste de llorar.

El joven bajó la mirada y miró al suelo completamente avergonzado. No sabía que decir, nunca se había encontrado ante una situación parecida.

- Te quiero. –le dijo al joven.

- ¿W-William…?

El mayor volvió a besarle acariciándole suavemente la cara. El menor tímidamente le abrazó por el cuello y continuó el beso. Una vez el beso hubo acabado William abrazó con fuerza a Alexey.

- Yo t-también a ti… Will…

Aquel prejuicio que se había producido por casualidad había terminado siendo la ocasión ideal para esta joven pareja de enamorados, quienes por fin habían conseguido admitirlo.

Lo que antes parecía una terrible tempestad se había convertido en un bello cielo despejado, y éste solo sería el comienzo de estos dos jóvenes.

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