【Capítulo 7】Precious Memories

La puerta de un amplio despacho se abrió tras ser golpeada un par de veces. Tras ella apareció un hombre de treinta y pocos.

- William, el General te llama a su despacho.

- ¿El General? – preguntó el joven sorprendido- Está bien, ahora voy.

El joven salió de su despacho y se dirigió al de quien le había llamado.

Llamó dos veces en la puerta y acto seguido se adentró en la sala.

- ¿Me buscaba Señor? –preguntó el joven firmemente, ocultándose las manos tras la espalda.

- William. – dijo un hombre al otro lado del escritorio que pasaría de los cincuenta años, de ojos y pelo oscuros. Tras pronunciar el nombre del joven, el General se puso en pie y comenzó a pasearse.

- ¿Señor? – preguntó de nuevo el joven, sin perder la compostura.

- William, te he llamado por que últimamente he notado una baja en tu rendimiento.

- ¿Una baja en mi rendimiento?

- Así es. – el hombre se detuvo frente a la ventana – Últimamente te he notado despistado, y eso no es bueno.

- Lo lamento señor, intentaré corregirlo. - el hombre se dio la vuelta y lanzó una mirada frívola al joven.

- Will, céntrate, la concentración es una clave fundamental y tú deberías saberlo al haber escogido este trabajo.

El joven bajó la mirada y miró el cartel que yacía sobre el escritorio, un nombre que ya había acostumbrado a oír: Stephen.

- Lo sé. – contestó el joven desviando la mirada.

- Hijo. – dijo el hombre apoyando su mano en su hombro, y lo miró con una expresión aún más fría- Guardo mucha confianza en ti.

- Lo sé, padre… Lo sé.

Stephen, volvió a su silla y a su vez William salió de la sala tras realizar el conocido saludo militar.

Lanzó un suspiro al aire y volvió a su despacho.

Recapacitó sobre las palabras que le había dicho su padre minutos antes y se echó las manos a la cabeza. Era cierto que había habido una baja en su rendimiento, a pesar de su carácter serio y trabajador, no podía dejar de sentirse, en parte, emocionado por su relación sentimental como a su vez, confuso. No quería que aquello repercutiese en su trabajo, y menos siendo su mismísimo padre el General.
Se echó hacia atrás en su silla y miró al techo.

- ¿En qué demonios estoy pensando? Será mejor que me ponga a trabajar.

Miró el teléfono con inseguridad para luego descolgarlo y marcar un número.
La llamada fue recibida por el otro lado de la línea y contestada por una voz femenina.

- ¿Sí? – preguntó desde el otro lado del teléfono, Anya.

- Hola, ¿está Alexey?

- Sí claro, ¿de parte de quién?

- William.

- Uy… - comentó para sí con una sonrisa picarona- Sí, un segundo. - Anya se apartó el auricular de la oreja - ¡Alexeey! – dijo con tono burlón- Tienes una llamadaa~

El joven bajó de su habitación y miró a su madre quien tenía una cara de extrema curiosidad. Ésta le pasó el auricular a Alexey y siguió mirándole con curiosidad. Alexey se quedó parado unos segundos antes de contestar a William.

- Ni se te ocurra descolgar el otro teléfono.

- Tranquiloo… No iba a hacerlo.

Alexey miró desconfiadamente a su madre, quien últimamente había estado especialmente pesada sobre el tema de su homosexualidad.

- ¿S-sí? – contestó el menor.

- ¿Alexey?

- D-dime.

- Sé que te prometí que esta tarde nos veríamos pero estoy hasta arriba de trabajo.

- O-oh… Bueno, no te preocupes, el trabajo es lo primero…

- Gracias.

- Y-ya nos veremos en alguna otra ocasión…

- ¡Claro que sí! –dijo desde el otro lado del otro teléfono la madre del menor- ¡Vente hoy a cenar, venga!

- ¡M-mamá! ¡Cuelga el teléfono!

- Vamos hijo, no seas así, déjame inventarle, que quiero conocer a mi yerno.

- ¡M-mamá!

El joven comenzó a ponerse nervioso y sus mejillas se tornaron en color carmín, no le gustaba que su madre fuese tan cotilla con su vida personal, aunque en parte entendía su preocupación, ya que se trataba de su único hijo.

- W-Will… Y-ya que mi madre insiste tanto… ¿te gustaría venir a cenar?

- Bueno… -comentó el mayor por la otra línea. – Si a ella le hace ilusión entonces está bien.

- ¡Genial! – gritó Anya por el otro lado. – Pásate por casa a las 9, ¿vale? Nos vemos~  -añadió colgando el auricular.

- H-hasta la noche, Will. – dijo también Alexey antes de colgar el teléfono.

Al terminar la conversación Alexey se dirigió a dónde se encontraba su madre y le miró con expresión enfadada a pesar de que en el fondo la idea le gustaba.
Su madre le miró a su vez, con una sonrisa de oreja a oreja, para luego espachurrar a su hijo.

- ¡Ay mi hijito! ¡Qué ya es todo un hombrecito! – exclamó mientras lo ahogaba contra su pecho.

- N-no puedo… r-respirar…

Anya soltó a su hijo y lo miró, esa cara ruborizada que tenía en aquel momento Alexey hizo que su madre deseara tirarle de las mejillas y así lo hizo.

- ¡Eres tan adorable!  - gritaba una y otra vez emocionada con su hijo.

- M-mamáaa… - exclamaba a su vez el joven avergonzado.

Finalmente, su acosadora lo dejó y se metió en la cocina para ver que prepararía para la cena de aquella noche.

Cuando Alexey estaba subiendo por las escaleras, sonó el timbre.

- Ya voy yo. – afirmó el joven.

Abrió la puerta y vio que se trataba de Josh, su compañero y mejor amigo.

- Aleeex~ - exclamó el recién aparecido espachurrando al joven.

- Más acosadores noo…

- Me tienes muy abandonado últimamente, ¿dónde te metes? – preguntó Josh poniendo pucheros.

- N-no he hecho nada especial… Siento haberte dejado de lado.

- No pasa nada~ Ahora eres mío. – añadió el pelirrojo con una expresión seria lo que hizo que Alexey se asustara un poco. – Solo bromeaba~ - declaró sonriendo.

Alexey se rió nerviosamente y le invitó a subir a su habitación.

- ¿Querías algo en especial?

- La verdad es que no. –dijo sentándose en el borde de la cama. – Solo verte. –añadió con una sonrisa, la cual Alexey se la devolvió.

El joven se sentó a su lado y se quedó mirando al techo, ausentándose por unos instantes en sus pensamientos hasta que una mano se mostró frente a su campo visual.

- Alex, últimamente estás muy ausente. Dime… - en los labios de Josh se dibujó una sonrisa picarona. - ¿Te ha pasado algo interesante y no me lo quieres contar?

- ¿E-eh? N-no, en serio… Ahaha… -mintió Alexey ruborizándose un poco.

- ¡Ajá! Tú dices que no, ¡pero tus mejillas te delatan!

- ¡Q-qué no!

- Si no me lo dices… ¡Te haré cosquillas! - comentó realizando dicho acto.

- N-no… Jajajaja… C-cosquillas… N-no. Jajaja. – decía entre carcajadas Alexey.
Josh se detuvo y miró a Alexey con curiosidad apoyando su cabeza en sus manos.

- Venga~  Cuéntamelo.

- Josh, en serio n-no es nada.

- A mí no me mientas. – dijo con una mueca de rechazo.

- Ya te lo diré en el momento adecuado…

- ¿Cuándo? ¿En la boda?

Alexey se quedó paralizado al oír aquellas palabras, ¿acaso Josh sabía algo de su relación con William? El joven miró a su amigo sorprendido y a la vez sonrojado.

- Anda, ¿he dado en el clavo? Wow, pues he dicho lo primero que se me vino a la mente. – la cara de Alexey se tornó en un color más carmín.

El joven balbuceó unas palabras inentendibles y Josh empezó a reírse a carcajadas.

- Bueno, mejor te lo piensas y ya me lo contarás en otra ocasión. – Alexey seguía paralizado por los nervios o lo que fuere.

Josh se levantó de la cama y se dirigió a la puerta para luego bajar las escaleras.

- ¿T-te vas ya? – consiguió, al fin, pronunciar algo.

- Sí, tengo clase de alemán.

- Oh bueno… ya te veo el lunes en clase.

- Venga, nos vemos, y hazte a una idea de contármelo, ¿eh? No me dejes con la incógnita. – comentó Josh revolviéndole el pelo.

- V-vale. – afirmó sonrojado – Hasta luego.

Alexey se despidió de su amigo y se sentó en una silla de la cocina, lanzando un fuerte suspiro al aire.

- Madre mía cielo. Ni que te hubieran dado una paliza.

- Algo parecido…

Su madre miró al joven de arriba abajo.

- ¿Te vas a presentar frente a tu novio con esas pintas?

El joven se miró y se dio cuenta de que aún llevaba el pijama, inevitablemente soltó una risita por su despiste.

- Tienes razón, me pondré algo más decente.

Subió arriba y se cambió de ropa rápidamente, luego, se tumbó en la cama boca arriba mirando al techo que tan visto tenía.

Analizó la situación, su insistente madre siempre detrás de ellos dos sin perder detalle, su mejor amigo quien debía sospechar de que el joven mantuviese una relación amorosa y para colmo, si quiera él tenía claro que sentía por William.

Al pensar en él, se sonrojó y presionó sus manos contra su pecho, como intentando darse ánimos a sí mismo. Sabía que esa cena sería una cena muy larga.

Al rato alguien llamó al timbre, Alexey bajó de su habitación y antes de abrir la puerta tomó una gran bocanada de aire.

Tras la puerta se encontraba William, aún con su traje militar, debía haber estado trabajando hasta esa misma hora.

- H-hola – dijo cortadamente el menor- P-pasa.

- Buenas noches. –añadió cordialmente el mayor.

Ambos se dirigieron a la cocina dónde se encontraba Anya con los últimos detalles de la cena. Ésta, al ver a William, se le iluminó a la cara y como si de su propio hijo se tratara se lanzó a sus brazos a estrujarlo. Al fin y al cabo, Anya era una mujer de naturaleza extrovertida.

- Wiiiiill~ - dijo animosamente la mujer alargando la “i”. – Qué ganas tenías de conocerte formalmente, aunque no haya sido cosa de mi hijo. – ante este comentario Alexey se ruborizó levemente. Después Anya soltó a William para que éste pudiese presentarse de forma correcta.

- E-encantado… - dijo carraspeando y levemente sonrojado por culpa del comportamiento de Anya.

- ¡A qué vienen esas formalidades! De eso no hace falta aquí.

- S-sí… Claro.

- Bueno, bueno, sentaros en la mesa, que esto ya está listo.
Ambos obedecieron y se dirigieron al comedor. El uno se sentó al lado del otro, sin embargo ninguno miraba al frente, los dos tenían la vista desviada, no sabían si se trataba por los nervios o por el espectáculo que había ofrecido la madre del menor momentos antes.

- P-perdona a mi madre. – comenzó a hablar Alexey –E-ella es así. –comentó avergonzado.

- No tienes de que preocuparte.

El mayor tomó por debajo de la mesa una de las manos del menor haciendo que éste le mirase de la impresión del momento.

Sus rostros comenzaban a acercarse hasta el punto de que sus labiosa casi se rozaban, sin embargo en el momento en el que estaban a punto de besarse apareció en aquella sala Anya.

- ¡Eh, eh, eh! – ante su presencia ambos se separaron rápidamente. - ¡Nada de meloseo en la mesa! Eso para después, cuando estéis solitos. Y por mí nos os cortéis, que la habitación de Alex está vacía. – decía con total libertad Anya.

Las caras de ambos se tornaron completamente rojas tras aquel comentario.

- Aish… Pero mira que sois vergonzosos… Esta juventud…

Anya sirvió la cena y durante un buen rato los tres se mantuvieron en silencio mientras comían.

- E-está muy bueno. – dijo William, refiriéndose a la comida.

- ¿En serio? Me alegro~

De nuevo el silencio se volvió a hacer en aquella sala. Un silencio incómodo y tenso.

- Bueno, ya que no abrís la boca os la abriré yo. Decidme. ¿Ya habéis tenido relaciones sexuales?

Ante aquel comentario inesperado y fuera de lugar, William y Alexey se atragantaron con lo que estaban comiendo y empezaron a toser.

- ¡M-m-mamá! – dijo nervioso y completamente rojo Alexey.

- ¿Qué? Es algo muy normal, ¿cómo crees si no que te tuve yo a ti?

- ¡P-pero…! H-hablar de eso me da vergüenza…

- ¿Entonces eso es un sí?

- ¡C-claro que no! – por muy imposible que pareciese la cara de Alexey estaba tomando un color rojo mucho más intenso.

- Bueno… Si te pones así, dejaré el tema…

- Mejor…

William no dijo ni media palabra, se quedó cabizbajo y completamente rojo ante aquella conversación.

- Pero solo quiero decir una cosa sobre eso. – ambos miraron a Anya, cuyo rostro transmitía seriedad.

- Will, cuando lo vayas a hacer ten cuidado que mi hijo aún e…

- ¡M-mamá! – gritó Alexey poniéndose en pie y golpeando la mesa. - ¡Y-ya basta!

- Bueno, vale… No te pongas así, ya me callo.

El mayor esta vez empezó a reírse sonoramente, tanto Alexey como Anya se quedaron mirándole sin entender demasiado la situación.

- Es que… -comenzó a hablar el mayor-  Sois una familia tan divertida… Tienes suerte, Alexey, si mi familia se enterase de que estoy saliendo con un chico no se lo tomarían especialmente bien.

- ¡Bueno! –dijo Anya animosamente levantándose de la silla y dirigiéndose donde William para abrazarlo por detrás. – Siempre podrás apoyarte en esta familia.

- C-Claro que sí… -afirmó Alexey.

- Gracias. – añadió William con una sonrisa.

El resto de la cena transcurrió tranquila, sin más comentarios comprometidos por parte de Anya hasta que llegó el momento de la despedida.

Alexey y William se encontraban en la entrada con la puerta a medio abrir y Anya se hallaba oculta tras una pared espiándolos.

- N-no te tomes muy en serio lo que dice mi madre.

- Me lo he pasado muy bien… - dijo el mayor sonriendo. – Es una mujer muy divertida. – Alexey le devolvió la sonrisa y se quedó cabizbajo.

William tomó del mentón al menor para depositar sobre sus labios un suave y delicado beso, al cual el joven correspondió tímidamente.

Cuando sus rostros se separaron William abrió por completo la puerta.

- Ya te llamaré en otra ocasión.

- E-está bien… -contestó el joven con las mejillas encendidas.

- Nos vemos.

- H-hasta luego…

Alexey cerró la puerta y lanzó un suspiro al aire. Anya salió de su escondite para abrazar a su hijo.

- Sois adorables, voy a fundar un club de fans.

- ¡M-mamá n-no digas tonterías!

- Bueno vale… Ahora, lávate los dientes y a dormir.

- Mamá… Que soy mayorcito.

- …También es verdad.

Ambos se rieron. Alexey después ayudó a su madre a limpiarlo todo y subió a su habitación para continuar con la lectura de un libro que comenzó días atrás hasta el punto de que Morfeo le hiciese una visita y le llevase consigo hasta el mundo de los sueños.

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