【Capítulo 8】Precious Memories

Se respiraba tensión en el ambiente en aquella amplia sala.

Los cuatros miembros de aquella familia se encontraban sentados alrededor de una mesa mientras intercambiaban miradas para luego desviarlas.

En aquella mesa se encontraban William, sus padres Stephen y Nicole y su hermana mayor Katherine.

Nadie hablaba de nada, todos callaban mientras cenaban; situación que se repetía cada día hasta que alguno de los integrantes sacase tema de conversación.

- Cariño… -comenzó Nicole mirando a Katherine- ¿Ya tenéis fecha Dylan y tú para la boda?

- Aún no. –sonrió tímidamente su hermana- Es más, deberíamos empezar a organizarlo todo.

Sí, su hermana, una joven y comprometedora fotógrafa profesional de 28 años y con un sorprendente parecido a su hermano, se iba a casar en unos meses con su novio de toda la vida, Dylan.

- ¿Qué hay de ti, Will? –preguntó su madre- Ya tienes una edad, ¿no te ha surgido nada por ahí?

- ¿Eh? – preguntó confuso William.

Si sus padres conociesen la actual relación que tenía con Alexey, sabía que no se lo tomarían demasiado bien, ya que se trataba de una familia muy tradicional.

- Seguro que tiene algo por ahí. –dijo su hermana sonriendo- Con lo guapo que es sería raro que fuese lo contrario.

- Yo en realidad… - el joven sintió como la mirada de su padre se clavaba en él.

- Ahaha- rió su hermana- ¿Te da vergüenza?

- No es eso… -contestó desviando la mirada. En realidad sí que tengo pareja.

- ¿¡Eh!? – exclamó su hermana emocionada. – ¿Y por qué no me habías dicho nada? Ya no le cuentas nada a tu hermanita…-añadió poniendo pucheros- En fin, que nos desviamos del tema… ¿Cómo es ella?

“Ella”… La palabra que tanto esperaba, pero sin embargo de la que había rehuido y hubiese preferido no escuchar, ya que no se trataba de “ella” sino de “él”. ¿Cómo iba a decirlo ahora y conseguir enfrentarse a la situación?

- Ella… - se hizo un silencio incómodo a pesar de que su hermana lo escuchaba con ilusión de que continuase- Es que no es ella… - William sintió cómo las miradas de todos los presentes se clavaban en él, tragó saliva y tomó una gran bocanada de aire- Es él.

La cara de ilusión de su hermana se tornó en sorpresa, Nicole dejó los cubiertos que estaba usando sobre el plato debido a la impresión y Stephen se mantuvo firme e inmóvil.

- ¿E-es… un chico? – preguntó su madre. William asintió.

Stephen se levantó de la silla tras haberse limpiado los labios con una servilleta la cual lanzó frenéticamente contra la mesa para luego dirigirse a su hijo y mirarlo con ira.

Le cogió violentamente de los hombros haciendo que se levantase y lo estampó contra la pared.

- ¿¡Un hijo maricón?! ¿¡En esta casa?!

- ¡S-Stephen! – exclamó Nicole, asustada.

- ¡P-papá! ¡Déjale, no le hagas daño!

- ¡No pienso tolerarlo!

William no respondió a los ataques verbales de su padre, simplemente por mero respeto, aguantaría la lluvia mientras ésta durase.

- ¿¡Y qué diablos le has visto a esa maricona cómo quiera que se llame?!

El joven al oír aquel ataque contra su novio no pudo evitar enfurecerse. Podía tolerar que se enfrentara con él pero no con la persona a la que quería.

Tomó del cuello de la camisa a su padre y apretó con la suficiente fuerza para imponerse sobre él.

- No hables así de él. Es algo que no voy  a tolerar. –su padre frunció el ceño.

William le soltó y subió escaleras arriba hacia su cuarto cerrando la puerta con un sonoro portazo.

Los que habían quedado en esa sala se miraron entre sí. Stephen lanzó un suspiro al aire y se dirigió a otra sala.

Nicole, con la mirada, animo a su hija a que fuese con su hermano mientras ella trataba de sofocar a su marido y hacerle entrar en razón.

Katherine subió y llamó un par de veces a la puerta de su hermano.

- Will… ¿Puedo entrar? – se quedó parada unos instantes frente a la puerta sin recibir respuesta alguna, pero finalmente se decidió a entrar.

En aquella habitación, bien ordenada como era de esperar del joven, se le veía sentado en la cama con las manos ocultándole el rostro.

Su hermana se sentó a su lado y le dio un reconfortante abrazo.

- No tienes de qué preocuparte, ya sabes cómo es papá… Le costará hacerse a la idea pero finalmente te aceptará…

- ¿Tú crees? – preguntó William apenado.

- Claro… - contestó Katherine abrazándolo de nuevo. – A mí no me importa que seas homosexual o no… Solo quiero tu felicidad. – comentó apartando el pelo de la cara del joven, su cara se mostraba algo roja, quizás había llorado. – Eres mi hermano al fin al cabo.

- Gracias, Kate…

Su hermana le sonrió y lo abrazó hasta que William se hubiese calmado.

Al cabo de un rato, bajó al piso de abajo y se puso el abrigo para luego abrir la puerta dispuesto a marcharse.

- ¿Adónde vas? – preguntó una voz grave tras su espalda.

- Con la persona que al parecer me quiere más que tú.

William salió de su casa y se dirigió a la de Alexey, era algo tarde, pero sin embargo deseaba verlo y abrazarlo…

Para su suerte comprobó que aún había movimiento en esa casa ya que las luces estaban encendidas.
El joven llamó al timbre y espero unos segundos.

Alexey se encontraba en ese preciso momento en su habitación sumido en la lectura… O quizás no, ya que se había quedado adormilado.

- ¡Alex, cariño! – gritó su madre desde abajo- ¡Abre tú!

- ¿…Y no podrías hacerlo tú que estás más cerca de la puerta? – musitó el joven mientras bajaba las escaleras.
Se dirigió a la puerta y abrió conforme se rascaba un ojo suavemente. Miró al visitante de abajo a arriba y se quedó confuso.

- ¿Will…? ¿Q-qué haces aquí?

A la pregunta William respondió abrazándolo con cariño.

- ¿W-Will? – el joven se ruborizó, no sabía si por la acción del mayor o por el hecho de que lo había recibido en pijama.

- Quería verte. – respondió estrechándole más fuerte. El menor correspondió a su inesperado abrazo.

- Cariño, ¿quién e-- - preguntó Anya dirigiéndose hacia ellos y viendo la escena.

Ambos se apartaron ante el intrusismo de la madre del menor.

- Oh… Will, ¿a qué debo el placer? ¿Y qué haces a estas horas? ¿Finalmente te has decidido a tomar a mi hijo y no podías esperar más de tanto pensar en ello? – preguntó sometiendo al joven a una especie de interrogatorio comprometido.

- M-Mamá… No empieces… - suplicó el menor conforme sus mejillas tornaban un color carmín.

En esta ocasión William no sonreía, tampoco reía, su cara mostraba seriedad y sus labios estaban curvados hacia abajo.

- Bueno… Mejor os dejo solos. –dijo Anya al darse cuenta del estado de humor de William.

Anya se retiró de la sala y Alexey invitó a William a que subiese a su habitación. Ambos se sentaron encima de la cama.
El menor, se mostraba nervioso, no sabía exactamente que le podría haber pasado a William, pero se le veía muy apenado y triste.

- Will… ¿Te ha pasado algo? – preguntó mirándolo de reojo.

El mayor ante esa pregunta, permaneció callado unos instantes para luego levantar la vista y mirar al menor.

- Confesé a mi familia ser homosexual.

Alexey se sorprendió ante la respuesta, pero aun así con su actitud no necesitó más explicaciones para darse cuenta de que no se lo habían tomado a bien.

- Mi hermana me ha defendido – prosiguió – Pero mi padre…

- W-Will… No hace falta que me cuentes esto si no quieres…

De improvisto Will volvió a abrazar a Alexey apoyando la cara del menor contra su pecho.

- Te quiero… Te quiero tanto… - admitió Will estrechándolo con fuerza.

Alexey se ruborizó ante aquel comentario y aferró con fuerza la camisa del contrario, apretando con fuerza.
Comprendía que la situación era difícil para William, por eso le permitió que le abrazase hasta que se calmara. En el fondo, al joven le gustaba sentirse arropado en los brazos de William, le hacía sentir seguro. El mayor siempre lo trataba con mucha delicadeza y gentileza, como si de algo muy preciado se tratase.

William aflojó el abrazo y miró al menor, Alexey correspondió a su mirada y le apartó suavemente el pelo de la cara, dejando así su otro ojo al descubierto. Pasó lentamente y con suavidad la yema de los dedos por las cicatrices para luego depositar dulcemente un beso.

Volvió a mirar al mayor y sonrió levemente conforme sus mejillas se volvían a encender.

William ante aquella acción no pudo evitar robarle un beso al menor. Alexey, sorprendido bajó la mirada y apoyó las manos sobre su pecho para luego entrelazarlas por detrás de su cuello del mayor. William volvió a besarlo, beso al cual el menor correspondió.

El mayor acarició con suavidad la cara de Alexey y poco a poco empezó a recostarlo sobre la cama, quedando sobre él. Se separó de él y le miró directamente a los ojos, Alexey se mostraba con una expresión asustada e inocente. William le pasó una de sus manos por el pelo y le besó en la frente. Depositó repartidos besos por todo su rostro hasta bajar al cuello y comenzar a besarlo con más pasión. Inesperadamente metió una de sus manos por dentro de la camisa del pijama del menor y le acarició con suavidad el torso.

Alexey, tenso, agarró con fuerza la camisa del contrario y apretó los ojos paralizado por la vergüenza.

- W-Will… - tartamudeó nervioso.

La idea de en qué podría desembocar aquella situación aterrorizaba al menor, en parte le gustaba cómo se sentía el tacto del contrario por su cuerpo, pero sin embargo, sentía temor ya que él nunca antes se había acostado con nadie.
William subió un poco más su mano, acariciándole el pecho mientras le volvía a besar en los labios. Alexey correspondió muy nervioso y hundió sus manos en el pelo de William, quitándole la coleta.

En el momento en el que el mayor se disponía a quitarle la camiseta al menor, alguien entró inesperadamente en la habitación.

- Alex, cariño, ¿sabes s--- – su madre miró la escena y se quedó paralizada en el sitio – Perdón, no quería interrumpiros. Continuad, continuad. – añadió abandonando la sala.

Ambos se quedaron inmóviles en aquella posición, se miraron y pudieron comprobar que la cara del contrario estaba completamente roja.

William se quitó de encima de Alexey y se sentó en el borde de la cama. El menor le imitó mientras se bajaba la camisa del pijama y desviaba la mirada.

- ¿T-Te… importa si me quedo a dormir aquí? No quiero volver a casa hoy.

- N-no… Claro que no me i-importa… - admitió Alexey.

Ambos se miraron para luego desviar la mirada. Estaban avergonzados, no sabían si era por la pillada que les había hecho Anya o por lo que habían estado a punto de hacer.

Alexey se tumbó en la cama y se tapó con la manta hasta las cejas.

- T-tengo sueño, así que voy a d-dormir.

William sonrió levemente al comprobar lo tímido que era su novio y le besó en la frente con dulzura.

- Buenas noches.

El mayor se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, tenía en mente dormir en el sofá, una voz que lo llamaba lo detuvo.

- W-Will… ¿D-dormirías conmigo?

William se sorprendió con la pregunta de Alexey, ante la cual no pudo evitar sonreír.

Volvió a dirigirse a la cama y se tumbó a su lado abrazándole por la espalda.

- Eres adorable. – confesó.

- N-no digas tonterías…

- No son tonterías.

Hubo un silencio, así que Alexey aprovechó para hacerse el dormido. William le acarició el pelo y besó su nuca.

- Te quiero. – susurró en su oído.

Alexey se ruborizó pero aún así continuó fingiendo que dormía aunque fuese mentira.

Al cabo de un rato pasó de ser una mentira a hacerse realidad. Acabó durmiéndose arropado en el cálido abrazo de William.

Al día siguiente, ambos bajaron a desayunar juntos, Anya se encontraba en la cocina preparándoles el desayuno.

- Buenos días, parejita. –sonrió. Ambos se ruborizaron.

- B-buenos días… -dijeron los dos prácticamente a la vez.

- ¿Y esos ánimos de buena mañana? Ese no es plan de comenzar el día. –comentó la madre del menor con una sonrisa radiante.

Al parecer Anya hacía como si nada de lo que presenció ayer hubiese pasado, por una vez no quería presionar demasiado a la pareja sobre el tema en el cual había estado insistiendo tanto tiempo.

- Bueno sentaos a la mesa, ahora os traigo el desayuno.

De pronto llamaron al timbre y Alexey se levantó para abrir la puerta. La persona del otro lado no le sonaba para nada, aunque su parecido con William era increíble.

- H-Hola… -dijo respirando aceleradamente - ¿Está aquí William? – preguntó.

William se levantó de la mesa al oír aquella voz tan conocida y se asomo a la puerta.

- ¿Kate? ¿Cómo me has encontrado?

- Eso no importa ahora… - afirmó Katherine tratando de recuperar el aire.

Se encontraba roja y le faltaba el aire, factores que delataban que había venido corriendo.

- Will… Es papá…

- ¿Qué le pasa ahora? –preguntó con recelo.

- A papá… ¡L-le ha dado un ataque al corazón!

William se quedó impactado con las palabras de su hermana, se mantuvo inmóvil, paralizado por el miedo.
Alexey, se quedó a su vez también blanco y miró a ambos familiares aterrado.

¿Por qué motivo había fallado en una situación así el corazón de Stephen? William se apoyó en el marco de la puerta, blanco como una hoja de papel.

Katherine, asustada comenzó a llorar y Alexey bajó la mirada apenado. ¿Cómo cambiaría de ahora en adelante este suceso la vida del joven estadounidense…?

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